24 de julio de 2011

Los agentes del destino


"La mayoría vive su vida sobre el camino que les ponemos. Les da miedo explorar otro. Pero de vez en cuando, llega gente como ustedes que derriba todos los obstáculos que ponemos enfrente. Saben que el libre albedrío es un regalo que jamás usarán hasta que luchen por él. Creo que ese es el verdadero plan: que algún día nosotros no escribamos el plan sino ustedes."

Momento de película. No es la primera vez que me pasa que termino de ver un film y mis recuerdos se convierten en una cinta de 16 milímetros que no deja de proyectar en mi mente. La ficción se mezcla con la realidad y soy el escritor y protagonista de mi historia.

Artífice de mi destino, elijo las puertas donde entrar y los caminos que transitar. Pero jamás pude imaginar ni predecir que ella se cruzaría en mi camino.

Alguna vez soñé la sombra de mi mujer ideal sin saber quién era. Un día, en una época que por primera vez no estaba seguro del camino que había tomado, esa sombra tomó forma y cara. Se transformó en una sonrisa que cambió mi vida. Una sonrisa que no se hizo presente ante mí de una, sino que esperó el momento justo para que la pueda apreciar como nadie, desde mi palco VIP que tenía en ese trabajo detrás de un vidrio que nos situaba en dos mundos diferentes.

Y al recordar esa sonrisa tras la película, volví a recordarla como aquella vez que la vi detrás del vidrio que nos separaba. Volví a recordarla como cuando la crucé mucho más aniñada en aquél verano del '89 en Mar del Plata.

Se hizo esperar casi 20 años, pero valió la pena. Vaya a saber qué agente del destino ya sabía que nos cruzaríamos en ese momento de la vida tan especial y que tras conocerla los sueños se empezarían a hacer realidad con más facilidad.

Igualmente, nada me saca de la cabeza que ella siempre fue aquella sombra de mujer que soñé una vez y que estábamos destinados a estar juntos. Que si hubiésemos elegido otros caminos, tarde o temprano nos hubiésemos encontrado. Porque en el gran rompecabezas que se transforma la vida, ella es la otra mitad que me completa.

"Soy dueño de mi destino, capitán de mi alma". Y por suerte mi copiloto me complementa y me sonríe cada día.




¡Correctivo a todos aquellos que bajen los brazos y se dejen estar! ¡Correctivo a todos aquellos que no se jueguen por amor!