30 de marzo de 2011

¡Correctivo para Batista!



Terminó la novela. Mi fanatismo por el zapping me hizo llegar al “gran” e “importante” partido internacional entre la Selección Argentina de fútbol y la de Costa Rica.

Estaba por empezar el segundo tiempo. El tablero decía, sorprendentemente, que estaban 0 a 0. Quizás el resultado se debía a que Lionel Messi haya quedado excluido por una molestia muscular. Antes de que se ponga a rodar el balón, el relator y el cronista de campo repasan los cambios para los últimos 45 minutos.

En el mediocampo, salieron Javier Mascherano y Éver Banega e ingresaron Fernando Belluschi y Mario Bollati. Para mi sorpresa, en ese lugar tan particular del terreno de juego, en donde hay TANTOS jugadores para ocupar esos pocos puestos, tan llenos de magia, toque, marca, sacrificio y buen fútbol, un jugador fue titular. Y no solo eso. Para mayor sorpresa aún, ese jugador se quedó con la cinta de capitán.

¿Qué hizo Lucas Biglia para jugar en la Selección Argentina? ¿No hay nadie mejor? ¡Correctivo para Sergio Batista!

28 de marzo de 2011

¡Con la madre no!



Japón se sacudió con la catástrofe natural más grande de los últimos 140 años. Sí, CIENTO CUARENTA, un número que no hay que pasar por alto.

Hace 140 años, hubiese sido muy difícil enterarse en vivo y en directo en la Argentina que, a miles de kilómetros de distancia, en la otra punta del mundo, una parte de Japón estaba siendo arrasada por un terremoto seguido de un tsunami. Hace 140 años, hubiese sido imposible ver en televisión cómo todos los noticieros nacionales sacaban vía Skaype a argentinos ignotos que, por diversos motivos, estaban en el país oriental en el momento en que sucedió todo.

Es que hace 140 años, uno no avisaba al instante vía Twitter, Facebook, Msn ó chat interno de Blackberry que se levantaba de la silla para ir al baño y sentarse en otro lado. Hace 140 años atrás, las personas iban al baño tranquilas, a lo sumo con un diario bajo el brazo para ponerse al día y no con el Iphon, la netbook, el Ipad o el chiche nuevo del momento que te permite seguir conectado online las 24 horas los 365 días.

Hace 140 años, la tierra era como ahora: PRIMITIVA. Hace 140 años, la tierra no tenía Twitter ni un canal de cable para avisarnos vía satélite dónde se iba a producir la próxima catástrofe natural. Y dentro de 140 años tampoco lo tendrá. Pero no hay que subestimarla por primitiva. Es sabia, siempre avisa.

Acariciémosla, cuidémosla, escuchémosla, abracémosla. Cada tanto parece molesta, pero nos quiere. Nunca le demos la espalda ni la abandonemos, porque es ella quien nos dio la vida.

¡Correctivo al que subestima! ¡Correctivo al que no valora a su mamá!

25 de marzo de 2011

Esos eran los ojos de la esperanza



A veces, podemos verle la cara a esos sustantivos que, según nos enseñaron en la primaria, son abstractos. A los concretos, nos decían, los podemos ver, tocar e imaginar. Nos desafiaban a dibujarlos. Sillas, mesas, un vaso o una cartuchera se estampaban en las hojas medio amarillentas del cuaderno Rivadavia.

Al crecer, todas las verdades inobjetables de la primaria ya no me parecían tanto. Empecé a ver que la soberbia tiene la mirada de alguien que conozco, que la amistad es un reecuentro después de meses que parecen horas, que el amor es ese hombre que me acaricia mientras duermo en su regazo durante un viaje en colectivo, ese papá que me va a comprar crema de enjuague un domingo a la noche, esa mamá que se levanta a las 6 para que yo lleve mi vianda al trabajo o esa hermana que para mi cumpleaños preparó ella sola quichicientas pizzetas, una torta y tres docenas de empanadas.

Y la semana pasada, me volvió a pasar eso de que un sustantivo abstacto se topara frente a mí. Cuando menos lo esperaba, en una situación triste que me tenía lagrimeando bajito, una señora pasó caminando y volvió su mirada. Tenía rasgos orientales. Era alta y muy flaca. Vestía un jean oscuro y una camisa a cuadros en tonos tierras. Sus zapatos no los recuerdo. Me sonrió y chocamos los ojos. "¡Va a estar todo bien!", me dijo. En ese momento, vi a la esperanza de cuerpo entero. ¡Hasta la podría haber dibujado!

Luego de eso, pensé en cuántas son las veces que tenemos el privilegio de que a un sustantivo abstracto se le ocurra presentarse ante nosotros. Y pensé también en cuántas son las veces que no logramos verlo. Cuántas veces habremos dicho "¿y esta que se mete?". Cuántas veces continuamos nuestro camino sin incorporar esa prsencia.

Hoy, celebro a las personas que encarnan sustantivos abstractos de los nobles, de esos que reconfortan el alma, en el más literal de los sentidos.

¡Correctivo al que no ve la esperanza cuando pasa caminando, sea china, japonesa, coreana o taiwanesa; y correctivo a los abstractos malos que no cruzan por la senda peatonal y nos agarran desprevenidos!

24 de marzo de 2011

Flumen Oblivionis



Cuenta la leyenda que en las tierras de lo que hoy es Portugal, existió para los romanos el río del olvido, “Flumen Oblivionis”. Todo aquél que cruzara por ese río, según se decía, perdería la memoria.

Es así, que ningún romano se atrevía a cruzarlo. Hasta que un día, un tal Décimo Junio Bruto, desafió a todos sus soldados y cruzó hacia la otra orilla, gritando uno por uno el nombre de cada soldado para demostrar que era mentira.

Nunca existió tal poder natural. Los primeros romanos que llegaron a conquistar esas tierras nunca volvieron a Roma porque el nivel de vida era muy superior en esas tierras desconocidas. En Roma, como no querían desertores, inventaron esa leyenda para que ninguno descubriese la verdad.

“Si no existe la memoria, todo lo nuestro es suicida”. En 1976 ese río llegó a la Argentina, en Falcon verde y armado. Quiso callar a todos aquellos que cantaran libremente su verdad y con el agua quiso borrar sus propios pecados. Pero hoy, 35 años después, el pueblo está de pie y grita fuerte su verdad. Hoy, la memoria y la justicia son los únicos ríos que queremos cruzar.

¡Nunca más! ¡Correctivo al olvido y a las mentiras!