19 de octubre de 2011

¡Correctivo a la impunidad!


Pasan los años, pasan los jugadores, pero lo que no pasa es Julio Grondona al frente de la AFA. En medio de una situación turbia y confusa, con acusaciones y cámaras ocultas en el medio, el hace 32 años Presidente de la Asociación del Fútbol Argentino fue reelecto por novena vez consecutiva a los 80 años. Un hecho nefasto y repudiable que mancha a uno de los países más prestigiosos en el deporte de la pelota al pie.

Va más allá de la elección de ayer. Va más allá de lo que hizo y hará. Es la impunidad con la que se maneja ante los ojos de todos como si nada pasara. ¿Cómo es posible que alguien pueda presidir una institución sin oposición alguna? ¿Qué democrática es la elección de un Presidente que asumió por primera vez cuando en Argentina mandaba el último Gobierno de facto?

Y el periodismo que en más decadencia se encuentra, el deportivo, tirando la pelota afuera. Salvo algunos valientes dispuestos a jugar contra el rival más poderoso, el que saben que los va a dejar fuera de competencia. En un fútbol que se lleva a cabo en un país de más de 40 millones de habitantes y a lo largo de 23 provincias, y que solo fue representado por 46 dirigentes chupa medias.

Indigan ver salir de la AFA a Julio Grondona sin dar declaraciones. Indiga ver la falta de análisis periodístico ante imágenes que hablan por si solas, como barra bravas organizando la salida del Presidente reelecto por cuatro años más y alentándolo como si representara a su equipo de fútbol.

Capaz uno es ciego y no ve las gestiones impecables de Don Julio, aunque claramente en los últimos cuatro años perdió el pulso como cualquier persona de su edad y las decisiones que tomó no fueron acertadas. Pero si hizo bien las cosas, ¿por qué solo 46 dirigentes lo pueden votar? ¿Esos 46 dirigentes fueron elegidos por el resto para estar ahí? ¿Es posible que en 32 años se puedan contar con los dedos de una mano los opositores que tuvo para ser Presidente de la AFA?

Preguntas y más preguntas que surgen a raíz de tal indignación. Porque si tiene tanto poder y la mayoría lo elije como Presidente, ¿por qué no organizar una elección limpia y transparente? Aunque es difícil que haya transparencia por parte de alguien que compartió una mesa con Videla. ¿En esa época donde no existía la democracia, él fue electo o lo pusieron a dedo?

¡Correctivo a la impunidad!

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